DIETAS, REMEDIOS MILAGROSOS Y TIEMPO PERDIDO

Etimológicamente la palabra «dieta» proviene del griego dayta, que significa ‘régimen de vida’, y en cierta forma hoy en día el seguir una dieta, incluso una dieta saludable, implica tener en cuenta un millón de normas y prohibiciones. El mercado nos ofrece todo tipo de regímenes de moda, y así pasamos de ir a cuestas con la botella de 2 litros de agua +  el diurético de turno, a alimentarnos durante un día con zumos de colores; de tener la despensa llena de latas de atún, a dejar al frutero sin una triste piña que vender. Dietas milagro, nuevas dietas revolucionarias, dietas de doctores con nombres contundentes, la dieta de la vecina, de la cuñada etc.

Pero… ¿alguna de estas dietas funciona realmente?, a veces alguien que conoce a alguien que a su vez conoce a alguien, conoce a alguien que le ha resultado, pero generalmente no suelen darse historias de éxito ¿por qué? Popularmente se achaca a la falta de constancia y con ella aparece la culpa “no eres capaz de hacer una triste dieta”, y tras la culpa normalmente una muffins de chocolate. La razón del escaso éxito de las dietas es compleja e incluye factores biológicos, genéticos, metabólicos y psicológicos, que la mayoría de la población desconoce, embarcándose en misiones imposibles con una buena dosis de sufrimiento.

Os propongo hacer una revisión en profundidad sobre estos temas a lo largo de una serie de capítulos con el objetivo de encontrar respuestas y por qué no contribuir a mejorar nuestros hábitos alimentarios y estilo de vida.

 

Capítulo 1: MI PESO IDEAL Y MI BOLSILLO

dieta

En la mayoría de las ocasiones determinamos nuestro peso ideal a razón de la estética, si lo que se lleva en un momento es un ideal delgado y andrógino, casi todas queremos ser delgadas y andróginas.

El juego de las modas es un juego perverso ya que si miramos hacia atrás en la historia podemos encontrar como los ideales de belleza parasen no ir nunca acorde con los tiempos. En épocas de hambrunas y guerras la mujer ideal luce curvas deslumbrantes, en épocas de abundancia la mujer perfecta es una mujer tísica, ¿Qué curioso? ¿Y esto por qué será? Se me ocurre una explicación económica pero no es más que una conjetura propia, si el ideal se aleja de la media todos estarán dispuesta a gastar ingentes cantidades de dinero con tal de asemejarse a tan preciada estampa.

A pesar de que los ideales siempre tienen algo de inalcanzable ponemos todas nuestras fuerzas, ilusión y dinero para lograrlos. El problema es que con el paso del tiempo terminamos por frustrarnos, nos abandonarnos a nuestra suerte hasta que pase un nuevo tren al que engancharnos, una nueva dieta o un tratamiento capilar super-mega-hidratante. Cuanto más prometen más nos seducen y así una y otra y otra vez. ¡Hagamos un ejercicio! pensemos en la cantidad de productos que hemos comprado a lo largo de nuestra vida y que han resultado infructuosos, si ese dinero lo hubiésemos ahorrado ¿Cuánto dinero tendríamos ahora? Más nos valdría reflexionar antes de comprar ¿qué quiero conseguir con este producto? ¿Cuál es realmente mi fin? ¿Es posible que este producto me permita alcanzar lo que quiero (ser más alta, más valorada socialmente, que mi novio vuelva a desearme etc.)? ¿Se trata de un ideal o de una meta realista?